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Historia de las ambulancias

Uno de los vehículos que más ha evolucionado a lo largo de los años y de los que quizás menos se sepa son las ambulancias. Su denominación proviene del latín ambulare y se puede traducir como caminar, en este caso, hacia al hospital.

Hay que remontarse a la Francia siglo XVIII, donde un médico francés, Dominique Larrey, ideó un sistema para prestar auxilio con rapidez a los heridos en el campo de batalla inmediatamente, y trasladándolos en carros llamados “ambulancias volantes”. Este sistema redujo significativamente el número de fallecidos durante las batallas en aquella época, lo que supuso una evolución significativa en la asistencia sanitaria.

En aquellos tiempos, las batallas dejaban un importante balance de muertos. Esto se debía no sólo al mortífero armamento de la época, sino también con la tardanza en la asistencia sanitaria que se prestaba a los heridos, quienes debían de esperar a que finalizara la batalla para que los recogieran. En plena Revolución Francesa, Larrey se percató de la mala organización de los servicios de salud en el frente e ideó un sistema para reducir esos tiempos de espera. Por lo que imaginó un sistema de carros tirados por caballos para que trasladaran rápidamente a los pacientes al hospital de campaña con la máxima celeridad posible.

La primera referencia que se conoce respecto al uso de ambulancias de Dominique Larrey data del año 1793, durante el asedio de Maguncia, ciudad alemana. Debido a su éxito, organizaría cinco años mas tarde un equipo de “ambulancias volantes” y cirujanos para las batallas de Napoleón en Egipto.

Las “ambulancias volantes” de Larrey disponían de ventanas tipo “ojo de buey” a ambos lados y puertas de doble batiente delanteras y traseras. En su interior, cuatro rodillos permitían deslizar un colchón forrado de cuero sobre la base interior del carro.

En 1865 la ciudad de Cincinnati fue una de las primeras ciudades en atender a la población con servicios de ambulancias. Años mas tarde, ya a finales de ese mismo año, comenzaron a verse en la ciudad de Nueva York. Por aquellos entonces los vehículos eran tirados por caballos y estaban equipados con un equipo básico de asistencia médica, así que prácticamente se limitaban a trasladar pacientes al hospital.

A finales del siglo XIX, en 1899, comenzaron a utilizarse por primera vez ambulancias motorizadas. El inconveniente es que eran vehículos muy pesados y su velocidad no superaba los 20km/h.

Cabe destacar que la primera ambulancia aérea se diseñó a finales de los años 20. Fue en 1933 cuando se trasladó al primer paciente a través de este medio, fue en Reino Unido y estaba formado por un piloto, un médico y un espacio para una camilla con el enfermo.

La segunda Guerra Mundial propició que se buscaran medios mejor adaptados y comenzaron a trabajar con otros modelos, con el más que conocido Fort T, que ya en aquella época alcanzaba los 75km/h y tenía la posibilidad de moverse en terrenos irregulares y su construcción permitia trasladar a los heridos en camilla. Esta revolución medica en el campo de batalla, permitió reducir la mortalidad casi al 50% durante la Guerra de Corea, y debido a los buenos resultados, se comenzó a mejorar los sistemas de evacuación sanitaria.

Fue durante los años 50 y 60 cuando se introdujo la reanimación cardiopulmonar (RCP), donde ya hablamos en otro post, lo que propició e impulsó a la comunidad médica a formar a los miembros de este colectivo en estas y otras emergencias. Esto supuso toda una revolución en el concepto tradicional del transporte sanitario en ambulancias e hizo que la atención prehospitalaria se realizase por especialistas e in situ. Así, la ambulancia pasó de ser un mero transporte de personas heridas hasta el hospital a ser una extensión del mismo.

A lo largo de los años 60, Frank Pantridge revolucionó la atención prehospitalaria creando el primer desfibrilador portátil de la historia, del que ya hablamos en otro post. Fue en 1966 cuando este dispositivo fue instalado en una ambulancia y utilizándolo por primera vez tiempo después con éxito, reduciendo la mortalidad prehospitalaria en pacientes con cardiopatías. El primer modelo funcionaba con la batería del vehículo y pesaba unos 70 kgs.

Debido a su éxito y efectividad, poco tiempo después, el aparato se empezó a usar con frecuencia en unidades asistenciales en los Estados Unidos. Pero en Reino Unido, su invención fue recibida con escepticismo, lo que provocó que hasta 1990 no se equiparan a todas las ambulancias con este dispositivo.

“Stay and Play” y “Scoop and Run”

La propia evolución en el transporte sanitario termina en dos sistemas de funcionamiento totalmente distintos en cuanto a técnicas operacionales de estos medios.

Resumiremos estos dos métodos de atención sanitaria prehospitalaria como “Stay and Play” o en español “Quedarse y Jugar”, sistema originariamente franco-alemán que a día de hoy se utiliza prácticamente en toda Europa; y del “Scoop and Run” o lo que es lo mismo “Cargar y correr”, más propio del sistema norteamericano.

La diferencia radica evidentemente en que el primer sistema mencionado se basa en la asistencia in situ del paciente, evacuándolo solamente en el momento en el que la víctima se estabiliza o por el contrario, es en el mismo lugar donde fallece, de ahí que se diga vulgarmente que: “en las ambulancias no fallece nadie” 

El otro modelo, también utilizado en el sistema anglosajón, y quizás más cuestionado por sus homólogos europeos, significa no más que carga al paciente con rapidez y corramos hacia el hospital. Antiguamente este sistema funcionaba en nuestro país, pero tarde o temprano se dieron cuenta de que muchos pacientes morían en el trayecto hacia el hospital, por lo que se optó por el modelo de asistencia actual, de nada servía correr mucho si en el propio transcurso del trayecto no se le realizaban maniobras de primeros auxilios que necesitara. Actualmente se podría decir que las ambulancias de las que disponemos a día de hoy son verdaderos quirófanos con ruedas, con equipamientos y personal entrenado y cualificados de primera.

Por terminar, cabe mencionar que uno de los iconos más emblemáticos que rotulan las ambulancias (también la uniformidad de los mismos), es sin duda “la estrella de la vida”. Es una estrella de seis puntas de color azul, con borde blanco y que posee en la parte central la vara de Esculapio. Fue diseñada por la Administración Nacional de Seguridad en las Autopistas de Estados Unidos o por sus siglas NHTSA.

Os dejamos el video de un traslado escoltado de paciente crítico en ambulancia de un hospital a otro, coordinado por cuerpos de seguridad.

Pincha aquí para ver video (https://www.youtube.com/watch?v=e9zjZMKxctk)

 

Luis Manuel Mondragon. Instructor y Técnico en Emergencias Sanitarias